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Irix: El gemido de la culpa (Cap. l): Una ruptura mortal

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Era una noche lluviosa que no inspiraba a hacer más que tumbarse a la cama a ver videos en internet o bien, a leer un buen libro.  Irina se encontraba en la recamara de su casa con su laptop, como siempre, actualizando su diario confidente con la última gran novedad de su vida.

Querido diario: Lo hemos dejado. Oficialmente vuelvo al mundo de las solteras después un mes de relación que ha sido desgastante para mi. Una persona como él claramente no me merecía después de todo. No puedo compartir un hombre, la idea se me hace absurda. A mi me encanta el sexo, es decir, ¿a quién no? Sin embargo, lo llevo con total discreción porque no quiero que me tachen como fácil ni como zorra ni swinger ni nada de eso. Una relación abierta es lo que menos estaba buscando y este maldito nunca lo respetó.

Aunque tengo que admitir que me he ilusionado bastante al pensar que él sería el indicado. Estoy entrando a mis treinta y aún no tengo un pretendiente serio. Me estoy cansando de esperar y el sexo de una noche con chicos ya no me llena igual que antes. Aunque con él, el sexo era fenomenal. Con tan solo ver su cuerpo atlético, marcado, bronceado. Esos pectorales duros y ese abdomen dividido, eran suficiente para que me empezara a mojar. De tan solo recordarlo, mis pezones se ponen duros y comienzo a sentir cosas que me impulsan a tocarme.

Lo mejor era su polla, vaya pedazo de carne tenía entre las piernas. Nunca me voy a olvidar de la primera vez que la vi y la tuve en mis manos y luego en mi boca. Sentía como la ponía dura y su jugoso glande tocaba mi paladar. Mientras yo se la chupaba siempre le agarraba esas nalgas tan duras que tenía. La forma en la que follaba, al ser atleta nunca se cansaba, era un golpe continuo a mi vagina, cada pollazo era una descarga que me recorría toda, mi cuerpo inevitablemente respondía al lubricar y se sentía tan bien.

Al recordar, Irina en verdad se excitaba y comenzaba a tocarse lentamente haciendo a un lado su computador, comenzando por sus pechos que a pesar de ser pequeños eran hermosos. Sus pezones rosados ya erectos eran acariciados en movimientos circulares por sus dedos, los pellizcaba al prensarlos entre su índice y su dedo medio. Se llevaba sus deditos a la boca y los llenaba de saliva para pasarlos por sus areolas rosa y luego lentamente bajar a sentir esa prenda interior ya mojada que estaba usando.

Esa polla -decía Irina susurrando para ella misma los recuerdos que se le venían a la mente- esa polla grande y gorda, esos huevos colgantes que me rozaban al penetrar.

Pero justo cuando se disponía a introducir sus dedos en su mojada caverna, su celular comenzaba a sonar de imprevisto, interrumpiendo así la acción. Irina se bajó de nuevo su blusa y rápidamente se colocaba sus shorts. Al contestar, su semblante cambiaba radicalmente.

-¿Cómo? ¿Esto es en serio? ¡No puedo creer lo que me dice! -Dijo Irina con la voz quebrantada mientras sus ojos se comenzaban a llenar de lágrimas. Su hermana, al escuchar su llanto sube a buscarla a su habitación para saber qué era lo que estaba sucediendo.

-De acuerdo. Entiendo. Vale, solo dígame la dirección que estaré allí y en las honras fúnebres también. No se preocupe, muchas gracias por avisar, y de verdad, le acompaño en su dolor.

-¿Qué ha pasado? ¿Ha fallecido alguien? -Su hermana Jeannina preguntaba con cara de preocupación, la ansiedad se le notaba en la mirada, ella sabía que sus padres se encontraban de viaje desde hace ya unas semanas y se temía lo peor.

-No me lo vas a creer  le contestaba Irina en un estado de shock total.

-Pero dímelo ya Irina que me tienes al borde de un infarto. ¿Han sido nuestros padres verdad? Sabía que ese viaje a Marruecos iba a resultar peligroso. -Decía Jeannina mientras se dejaba llevar por la tristeza y explotaba en llanto.

-¡No! ¿Pero qué estás diciendo mujer? Tranquilízate que nuestros padres se encuentran bien.

-¿En serio? ¿Y entonces? -Preguntaba secándose las lágrimas con una respiración agitada.

-Era la madre de Danny. Me llamó para comunicarme sobre su fallecimiento. Y yo... Yo no sé cómo ni qué... -Irina entonces explotaba en lágrimas y quejidos, mientras buscaba el abrazo de su hermana.

Danny Koller, era un joven alto, guapo, fornido. De torso marcado y bíceps a explotar, que era reconocido dentro de la comunidad deportiva por su participación en equipos profesionales de atletismo y triatlón. Ganador de medallas en prestigiosas competiciones, Koller tenía una reputación intachable en cuanto a su disciplina pero al entrar en materia personal, era conocido por ser un mujeriego empedernido. Muchos inclusive afirman que Danny tenía una adicción al sexo y siempre estaba rodeado de mujeres. Danny, fue el novio de Irina.

La relación entre los 2 fue una relación fugaz, que tenía a Irina muy ilusionada puesto a que él era el hombre perfecto con el cual ella siempre había soñado, sin embargo, su estilo de vida hizo que Irina se decidiera a terminar la relación a escasas 24 horas antes de recibir la llamada por parte de su mamá para comunicar su muerte.

-Lamento escuchar la noticia, pero lamento más verte así. Sé que todo es muy reciente. Puedo preguntar, ¿cuál fue la causa de muerte?

-Lo han encontrado en su apartamento sobre un charco de sangre, parece que fue agredido no se tiene muy en claro qué fue lo que pasó.

-¿Lo dices en serio? -Preguntaba Jeannina con cara de asombro- Eso quiere decir que bien pudo haber sido un suicidio o hasta un asesinato.

-No digas chorradas Jeannina, ¿te lo podrías tomar con más seriedad y respeto por favor?

Según Irina y todas las demás personas que le rodeaban, Danny se consideraba un hombre pleno y feliz con la vida que tenía. En definitiva el suicidio no era una opción para él.

-Bueno, ya sabes, las personas que más se lo callan son usualmente las que optan por esas medidas extremas al final. Es difícil verlo venir. Solamente digo que por el momento no hay que descartar causas hasta que los forenses comuniquen realmente qué fue lo que sucedió con él.

-Sí, parece que lo siguiente será una investigación. Creo que iré a darme una ducha para salir y despejarme.

-¿Lo dices en serio? No irás a buscar una polla por ahí o algo así, ¿o sí?

-¿Puedes por favor dejar de decir tonterías? ¿Qué acaso no ves cómo estoy? -reclamaba Irina a su hermana de forma un tanto frenética -Debo despejarme ahora, necesito asimilar ésta situación cada persona tiene una manera diferente de lidiar con el luto.

-Irina, no son chorradas. Te he visto terminar con pringaos antes y hay una tendencia en ti que se marca a leguas. Tu después de terminar una relación buscas sexo frenético con cualquier otro tío sin importar lo que venga o lo que pueda salir solo por satisfacer esos impulsos de venganza, recelo y frustración pero debes entender que ésta situación es distinta y debes hacer el ego a un lado para lidiar con ella adecuadamente.

Al escuchar el discurso de psicóloga de su hermana, quien por cierto no era psicóloga, Irina se quedaba muda pero su mirada de impacto lo transmitía todo. Después de un silencio prolongado Irina continuaba la conversación.

-Obviamente me puedo dar cuenta de que ésta es una situación diferente Jeannina no me lo tienes que decir, es mi situación no tuya, yo la estoy viviendo tu solo la ves -respondía de nuevo frenéticamente- y no, no voy en busca de pollas, solo quiero un puto whiskey en mi bar favorito para reflexionar, ¿qué acaso es mucho pedir estar a solas ahora para digerir ésta mierda? Además, lo del impulso que dices, creo que eso es normal ¿no? Iré a ducharme.

Terminaba la conversación entre hermanas con una Jeannina preocupada por lo que se podía venir, no quería ver a su hermana mal y su reacción en definitiva no había sido la mejor aunque la trataba de comprender. Al terminar una relación, sea larga o corta, formal o informal, la mujer usualmente opta por seguir un mecanismo de defensa basado en sexo impulsivo con el fin de desahogarse y de "revalorizarse" según ella. Esa clase de sexo es una afirmación dirigida indirectamente a su pareja que dice algo como "no te necesito para follar puesto a que tengo con quien y son muchos los que me desean, mira de lo que te pierdes" y al mismo de manera directa a ella misma para reforzar el pensamiento de que es deseada y de que se recuperará de su ruptura.

Irina no iba a buscar esto en su bar de preferencia pero nunca se sabe qué cosas pueden surgir, a veces las noches en verdad se tornan largas y sorprenden. En ese momento, lo único que quería era asimilar el momento, en la ducha, mientras su delgado y torneado cuerpo se ponía a merced de las gotas que le recorrían desde la frente hasta bajar a sus preciosos pies.

Las gotas de agua provenientes de la ducha no eran las únicas que mojaban la piel de Irina en ese momento, ya que no podía dejar de lamentarse y sus lágrimas ahora no solo representaban un cúmulo de recuerdos provenientes de un desengaño amoroso sino que también la pérdida de una persona en la cual ella había confiado plenamente.

-Y pensar que hace 2 días follábamos en tu ducha, maldito bastardo -se decía susurrando con una voz quebrantada y una respiración agitada- ¿qué demonios te pasó? ¿Por qué lo hiciste?

Inevitablemente los recuerdos bombardeaban la mente de Irina otra vez, ésta vez para transportarle a la última vez que follaron. Cuando se besaban apasionadamente en la recámara de Danny. Una cosa llevaba a la otra, de lengüetazos fugases que exploraban sus bocas pasaron al baño que conectaba con la recámara para comenzar a desvestirse, Irina entonces exploraba el torso ejercitado de Danny, su abdomen duro era el gatillo que disparaba la excitación en su cuerpo, ella bajaba lentamente por su torso dando besos a sus pectorales, lamiendo sus pezones, sintiendo su abdomen hasta llegar a su miembro erecto de cabeza grande ya listo para ser lubricado por su saliva.

El sexo oral era un placer para ella tomando en cuenta que Danny estaba muy bien dotado. A Irina le encantaba succionar la punta del pene de Danny ya agarrarle a lengüetazos, esto hacía que su pareja gruñera del placer. Al mismo tiempo que chupaba y succionaba, se encargaba de utilizar su mano para masturbarle mientras Danny buscaba jugar con sus pechos y ponerle los pezones duros.

Esa última vez, al follar bajo la ducha, Irina fue penetrada sin piedad, de manera agresiva y fuerte, haciéndola así gemir de placer sin parar mientras ella se inclinaba hacia una pared de la ducha para sostenerse y abría las piernas lo más que podía para sentir mejor la sensación que provocaba ese miembro gordo y venoso al penetrar las paredes lubricadas de su vagina. Danny entonces la tomaba de los brazos para tomar mejor impulso y penetrar continuamente sin parar.

-Si mi amor -Susurraba Irina al tocarse y recordar. Al tener ésta visión en su mente era imposible no recordar a Danny con su físico perfecto, añorado por Irina en una pareja, ella continuaba visualizándolo- dame así, duro, duro -mientras se metía 2 dedos para satisfacerse.

De repente y en plena faena de placer individual en memoria de su novio, su teléfono comenzaba a sonar otra vez. Ella cortaba el ritmo de su sesión de masturbación para extender su brazo fuera de la ducha y alcanzar su teléfono y así saber quién la estaba contactando ahora. Era Alejandro, su mejor amigo de la adolescencia quien tenía un sobrenombre un tanto particular, sus amigos le decían, "Pepino".

-¿Hola? -contestaba su celular para corroborar que de verdad se tratase de él.

-Iri, ¿cómo estás? Te llamo porque me he enterado de la noticia y quería darte mi más sentido pésame y decirte que estoy aquí para lo que necesites.

-¿Pepi, en verdad eres tú? -Preguntaba incrédula al escuchar su voz. Había pasado mucho tiempo desde su última conversación.

-Claro que soy yo Irina, lamento llamarte de golpe, sé que ha pasado un tiempo pero nunca me he olvidado de ti. Eres mi mejor amiga ¿no?

-Obvio. Claro que sí. -respondía con una voz sorprendida- Oye, muchas gracias por llamar. Aprecio mucho tu gesto.

-¿Y tú cómo te encuentras?

-Yo... -hacía pausas al hablar para evitar que las lágrimas le ganasen, quería mostrarse fuerte y en sus cinco sentidos dado su orgullo, al final, seguía hablando de un ex.- Estoy digiriendo la noticia, me ha tomado de sorpresa al igual que a los demás. Danny y yo nos vimos ayer y lo terminamos todo. Es muy fuerte que esto pase ahora, ¿sabes?

-Entonces, ¿Danny y tú habían terminado su relación?

-Sí, así es. Todo esto está muy fresco todavía.

-Diablos, debe ser muy fuerte el estar atravesando por circunstancias así.

El último comentario de Pepino generaba un silencio prolongado en la conversación, Irina estaba del otro lado del teléfono, con la ducha apagada, mojada de pies a cabeza y llorando en silencio. Su llanto era ese que no quieres dejar salir durante una situación difícil para que los demás no te vean llorar pero que igual se refleja mediante tu expresión facial arrugada de dolor. Ese mismo era el llanto en silencio que le embargaba.

-Oye, de verdad, si necesitas algo, cualquier cosa por favor siéntete en la libertad de hacérmelo saber ¿de acuerdo?

-Si Pepino, gracias. -Contestaba con la voz entre cortada.

-Bien, estaré al pendiente entonces

-Oye, Pepi, espera... -Justo cuando la conversación se daba por finalizada, Irina la prolongaba un poco más con un ofrecimiento- Planeaba ir por unos tragos yo sola ya sabes, al bar de siempre. Para reflexionar e interiorizar todo esto. Te gustaría...

-Claro que sí, dime una hora y allí estaré para hacerte compañía. Creo que hablar te podría venir muy bien ahora mismo.

De esa manera quedaban 2 amigos de toda la vida para tomar en memoria de un ex cabrón. Irina necesitaba una doble dosis de comprensión para hacer frente a la situación. Justo cómo se mencionaba antes, las noches a veces pueden estar esperando expectantes con una que otra sorpresa por vivir. Irina no tenía idea de lo que estaba a punto de sucederle.

-Fin del Capítulo l-

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